POR FAVOR, PERDÓN Y GRACIAS
Antes de empezar, debo hacer algunas aclaraciones. En primer lugar,
haciendo referencia a la imagen que ilustró este espacio la semana pasada, hay
que decir que el clásico no se jugó
porque la entidad sin barrio, lisa y llanamente, se cagó. Dicho esto, pasamos a
las cuestiones que motivan estas líneas, las que también merecen un preámbulo.
Héctor “el chulo” Rivoira no es del gusto de este escritor. Cuando habló
“del gusto” no me refiero a una atracción del tipo sexual sino más bien a la
propuesta futbolística que hasta el momento, en dos periodos, puedo verse que
desplegó en Huracán y cuando digo “escritor” es una exageración que responde a
la falta de vocabulario y la consecuente carencia de sinónimos.
POR FAVOR. Lo primero que se me ocurrió fue hacer un listado que de cuenta
de prioridades, objetivos,
aspiraciones (acá no iba a hablar de vos, Hugo,
tranquilo), sueños, anhelos, deseos e ilusiones que tenemos los quemeros para
este torneo, pero luego de darle varias vueltas al asunto logre sintetizar todo
ello en un solo concepto: ASCENSO. No es que tenga una gran capacidad de
síntesis es que Huracán necesita ascender, volver a ocupar su lugar histórico,
y esta confiando en Rivoira para hacerlo. Le están dando la posibilidad al chulo
de ser parte de la historia y del afecto de gente de Huracán. Por favor, no lo
arruines, hacenos volver a primera, pone la pelota al suelo y salí a ganar en
todas la canchas.
PERDÓN. Lo cortés no quita lo valiente, no sé si esa frase encaja con lo
que voy a decir, pero por las dudas la dejó (Es que el dueño de la página me
paga solo si supero las cuatrocientas cincuenta palabras por texto). Perdón
chulo por la primera vez que te fuiste del club, luego de una buena campaña,
con triunfos históricos en el medio (como el de la bombonera, Vele$ y Central).
El tiempo te dio la razón y lograste
acallar a todos aquellos que te han maltratado injustamente. Te toco
dirigir luego de Ángel Cappa, te toco ocupar un vacío muy grande, que aun hoy
nadie ha podido llenar, pero con el que aprendimos a convivir.
GRACIAS. Porque cuando Huracán atravesaba el peor momento de toda su larga
y rica vida, viniste a poner el cuerpo, con humildad y trabajo y nos sacaste de
esa situación. Otros, ídolos del club, dijeron que no, que debían respetar
contratos y no sé cuantas pavadas más. Vos, en cambio, agarraste el equipo y lo encaminaste, no con facilidad,
hacia la conquista de ese penoso objetivo que era mantener la categoría. Las
otras gracias serán el año que viene cuando nos regales el ascenso…
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO QUEMERO