¿POR QUÉ?
… ¿Por qué uno es adivino? ¿Por qué somos tan pero tan predecibles? ¿Por qué es nuestro karma, una suerte de maldición? ¿Efecto Pigmalión negativo? ¿Profecía autocumplida? ¿El hechicero y su magia? Y… menos lo primero, hay una pizca de cada ingrediente en este cóctel nefasto.
En este afortunado recreo-receso es absolutamente necesario realizar un profundo planteo acerca de las causas que nos hacen repetir los mismos errores. Uno de ellos, el que citara en comentarios anteriores se remachó anoche cual distinguida rúbrica racinguista: Siempre nos embocan después de los cuarenta “¿Por qué no gritaste el gol?”, me preguntó mi ahijado “Porque alguna cagada se van a mandar antes de que termine el partido”, respondí. Y cuando Cáceres no tiraba la pelota al córner y era harto obvio que iban a robársela, mi ahijado comenzó a gritar “¡No, no, no!” y sobrevino el gol. Mi ahijado me miró, incrédulo. Encogí los hombros y le dije: “Esto es Racing”.
No me detendré demasiado en el partido: Dentro de las limitaciones de un plantel diezmado y humilde el desempeño no fue execrable. Es verdad, Pompei no le dio dos penales a la V que podrían haber sellado una goleada. Es verdad, Velez fue un equipo; nosotros un rejunte con ímpetus. No obstante, el empate no estaba mal; quizás, lo lógico. Pero, esta vuelta, el paraguayo Cáceres se encargó de poner las cosas en su lugar (si no es Cáceres es Avereldaño, o Martirionez, o Picht o el Pillo). Listo, empardamos la peor campaña en sólo un año ¡Y no nos fuimos a la B!
Empero, si no realizamos el profundo planteo que planteo, el arbolito crecerá y nos ahorcaremos en este descenso directo menage a trois dispuesto por la AFAno:
1) Repartir Alprazolam en las tribunas e impedir el acceso con espejitos. La hinchada está histérica y se volvió narcisista. Esto surge a raíz de la impotencia de no poder festejar por hechos reales y concretos. “Ganes o pierdas me importa una mierda” “Somos la mejor hinchada”.
2) Tener en cuenta que si un jugador juega mal uno o dos partidos es culpa del jugador. Si juega mal tres partidos seguidos es culpa del técnico (porque lo pone igual). Si el técnico no tiene opciones mejores es culpa de la dirigencia. Veamos qué carajo hacen.
3) No olvidar que los árbitros argentinos no son malos sino excelentes. Te AFAnan sin que te des cuenta o sí… pero ya estamos acostumbrados y “naturalizamos” el choreo. Cuando Racing jugó al fútbol con Russo, la AFA se encargó de darnos un empujoncito para que, nuevamente, caigamos en la histeria y el narcisismo.
4) Apostar a las inferiores antes que comprar muertos para hacer negociados.
5) Realizar no menos de siete compras inteligentes (buenas y baratas) porque hacemos agua por todos lados. Nada de golpes de efecto y espejitos de colores (tipo Cocobacilo).
6) Eliminar chivos expiatorios y negociados
7) No regalar ni quemar cracks.
8) Dar cursos para que los jugadores sepan que se deja de jugar cuando acaba el partido.
9) Ah, y lo más importante, hay tres descensos directos y el rojo tiene que zafar.
Hasta la próxima.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ACADÉMICO
