Por enésima vez fue un lunes el día designado por los popes de AFA para que juegue Instituto, pero este era un lunes distinto de los demás. Ya con sendas ayuditas arbitrales a las que nos tienen acostumbrados los partidos de Central y River uno amaneció sabiendo que el único resultado posible contra el Boca de la B era ganar, ya que era la primera vez que 2 equipos lo estaban superando en puntos y de no ganar no sólo se perdía la punta sino que además la posición de privilegio en el ascenso directo.
Del partido mucho no se puede decir, Instituto jugó realmente mal, y no precisamente por virtudes del rival; lo que más sorprende no es que haya bajado el nivel de juego (cosa que me parece hasta casi normal el escaso nivel a esta altura en todos los equipos, incluido Primera), o el bache en los resultados que se sabía en algún momento iba a tocar; lo que me sorprendió verdaderamente fue la poca actitud demostrada en 70 minutos, la desmotivación aparente y una desconcentración incomprensible para un grupo que se mató todo el año para llegar a donde llegó hoy. Es realmente inentendible
que a 5 fechas de terminar los jugadores (todos) salgan dormidos, erráticos y al trote por el terreno de juego.
Como hincha, hoy, me siento realmente desilusionado; tenía la esperanza de que el tropezón con Brown de Madryn hubiera servido de algo, que les hubiera hecho comprender a los jugadores que ya no se pueden perder más puntos ni mucho menos regalarlos; que hay que salir a la cancha a atropellar al rival y mostrarle qué fue lo que los llevó a estar tantas fechas al tope de la tabla; sin embargo parece que los jugadores están en otra cosa. Todavía quedan 5 fechas para demostrar lo contrario. Párrafo aparte para Fileppi, todos los partidos es medio gol en contra, algunas veces lo salva Chiarini y otras no, haber si Franco alguna vez se aviva y le dice que somos los de rojo y blanco; o al menos que lo deje de poner.
Otro tema diría Santo, me llama la atención que por una derrota los “barras” que no quieren al club pero si les encanta vivir de arriba, aprieten y amenacen a los jugadores y no hagan nada con los precursores de este bajón hace más de un mes interfiriendo en todo lo posible para que el bajo rendimiento se haga efectivo. Y no estoy haciendo un llamado a la violencia, pero si hay responsables de todo esto, antes que los jugadores el debacle lo iniciaron desde la dirigencia. Y claro, dicen que no se debe morder la mano del que te da de comer. Así los dirigentes que se dispusieron a arruinar nuestro mejor momento deben andar felices de la vida de haber logrado su cometido y sentirse inmunes pagando títeres analfabetos; “balas para todos” dicen los mantenidos, acostumbrados a los planes “… para todos” de Kristina.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO GLORIOSO