Seguramente si sos pingüino te contentaste por el resultado del partido, ahora ¿no te preguntaste por qué el aliento, la localía y el apoyo estuvo nuevamente del otro lado?… ¿Cómo puede ser? continúan tus planteos: si esta gente está comprometida con el promedio, si su dirigencia está infestada de delincuentes, si tienen un técnico tibio. ¿Por qué será que vuelven a dejarnos en ridículo y con tamaña diferencia? Si hace una semana estábamos jugando la copa libertadores y ellos siguen sin poder remontar en el campeonato ¿Será realmente que son tan distintos? 

Y si hijo… sucedió otra vez. El más grande del sur volvió a hacer la diferencia en tu cubetera. Otra vez copamos tu canchita con verdaderos hinchas genuinos, de nuevo te callamos y te demostramos lo que es alentar los colores que amamos. 

Banfield a pesar de todas sus carencias en cancha, de su posición en la tabla y de tener jugadores de menor jerarquía, fue superior a un cobarde Lanús, que se encontró desde el arranque tras un tiro libre, y después con una genialidad de Mariano Pavone (hay que decirlo) con una injustificada diferencia. 

Infortuna, cosas del fútbol, Banfield jugó un partido aceptable dentro de sus grandes limitaciones. Lejos de achicarse se agrandó, lejos de rendirse, dejó todo y dominó. Dominio que como siempre se extendió afuera de la cancha… que sin parecernos en nada, no abandonamos ni insultamos, alentamos durante todo el partido y de paso nos quedamos dándole un poco de vida a tus tribunas, saltando y cantando durante 20 minutos de terminado el partido, mientas del otro lado nos mirabas calladito y con cara de desconcierto. 

Es por eso, que más allá de este resultado, me fui de la pingüinera cantando, con la frente alta, respirando dignidad, esa que vos perdiste (0-5), y sobre todo, con el orgullo intacto, el de ser el más grande del sur.