De ilusiones vive el hombre dicen, y cuánta razón tienen, y si todavía un milagro es posible, la ilusión debe seguir viva, aunque cada vez quede más lejana. 

Eso es lo que le pasó a All Boys, dejó pasar la oportunidad de ilusionarse con certezas de pelear por el campeonato palmo a palmo hasta el final, pero más que dejar pasar la oportunidad, no lo dejaron, no lo dejó Lanús, que se impuso sin atenuantes ante un All Boys cauto, temeroso, impreciso, ese All Boys que hacía bastante, por suerte, no se veía, pero volvió en una tarde gris en el sur del Gran Buenos Aires. 

Lanús demostró superioridad en el juego casi desde el arranque, All Boys nunca le encontró la vuelta al partido, el equipo estaba muy cortado y muy pocas veces pudo inquietar al arquero rival. 

Morel volvió a ser el de siempre (el del gran partido ante Independiente fue solo una ilusión) Juan Pablo Rodríguez y Zapata se sumaron muy poco en ofensiva y Sánchez y Barrientos no podían frenar al Grana. Matos muy solitario arriba se las arreglaba para fastidiar a la defensa pero todo eso era escaso. Solo Cambiasso, el gran capitán de Floresta, estuvo a la altura de las circunstancias mostrando solvencia, salvando en varias circunstancias la valla.  

El equipo de Pepe Romero recién intentó salir un poco después que Pavone convirtió el tanto granate, y ni bien lo comenzó a hacer, se quedó con un hombre menos y todo se le hizo más cuesta arriba de lo que ya venía siendo. 

Con la permanencia prácticamente asegurada All Boys pareció un equipo relajado y que no tomó real dimensión que estaba posicionado de gran manera para pelear por el título, la multitud que desde Floresta copó la fortaleza del granate (que estaba desierta en las tribunas locales) veía como de a poco lo bajaban de la ilusión y lo devolvían a la realidad, esa realidad de estar cumpliendo el principal objetivo que es seguir en primera y disfrutar del centenario en la máxima categoría del fútbol argentino. 

Por lo menos así lo siento yo. 

ADELANTADO ALBO