No sé si finalmente los chilenos decidieron invadirnos y empezaron por bombardear Mendoza o si el canchero del estadio sabía menos que Migliore de literatura, lo cierto es que el Rojo y el Tomba jugaron en un potrero, lleno de pozos y arena. El resultado lógico fue cero a cero, en un partido que no dejó nada, ni cambió nada. Milito sigue con la cadera fuera de lugar y los mendocinos siguen sin hacer dos pases seguidos, seguro se están preparando para el superclásico (?) de la semana que viene en San Juan.
Por lo menos así lo vemos nosotros yo.
AB
