Hijos de puta es
lo mínimo que son estos mamarrachos que deshonran la historia y la grandeza de
Huracán. No porque sus madres hayan echo el acto por dinero (que seguro lo
hicieron) sino porque es lo que son. Una manga de hijos de puta, garcas,
horribles, amargos, sin sangre, vendidos, mercenarios, jodidos, miserables, maricones, irrespetuosos, etc,
etc…
Esta temporada
es el quinto cambio de DT que “se calza el buzo”. Arrancamos con Amador
Sánchez, luego vino Néstor Apuzzo hasta que llego Diego Cocca. Cuando este ultimo se fue, volvió Apuzzo y
ahora agarra
“el Chulo” Rivoria, que ya había estado antes en club, tras la
partida de Ángel “cadadiateextrañomás” Cappa.
¿Todos los
técnicos son malos? No, los desastres son estos sin vergüenza. Ojala que el
Chulo, a quien le deseo toda la suerte del mundo, pueda hacer jugar a estas
momias y no tener que sufrir (como toda la puta vida) hasta el último segundo
para saber que va a ser de nuestro destino.
Verdaderamente
esta columna estuvo a punto de no salir. Escribí decenas de insultos, todos
merecidos, que luego borre. La gente de Huracán esta muy caliente, yo estoy muy
caliente. Si el globo no se salva voy a tener los peores deseos para con estos
muchachitos, mientras tanto y, a pesar de todo, hay que bancar al chulo y
seguir gritando todo lo que amamos a Huracán.
Fue un viernes
durísimo, de puños cerrado y lagrima contenida, un fin de semana de recuerdos
de aquel partido en Liniers, de como todo se hizo cuesta abajo a partir de ese
momento, de como se robaron todo del club (ingles ladrón), de como se dejó
pasar la gran oportunidad, pero ahora arranca una nueva semana, quedan 8 fechas
por delante no hay margen de error, Huracán es gigante como para ir a jugar a la Metro. No hay mas tiempo
¡Ganen cagones!
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO QUEMERO