Así es señores, claro como el agua. El ciclo de Ramón Díaz en Independiente está totalmente finalizado.
Además del flojísimo rendimiento del Rojo bajo su dirección técnica en los 13 partidos del Apertura 2011 y la mediocridad del verano 2012, los actuales números son más que contundentes: tres partidos jugados, todos perdidos, sin goles a favor, escasísimas situaciones de peligro por encuentro y un nivel de juego lamentable.
Otro dato a tener en cuenta, que en este tipo de casos suele ser un fuerte indicio, es la actitud del plantel, el cual parece haberle dado la espalda al riojano (e hijo) y dentro del verde césped no parecen mostrar un indiscutible compromiso con el entrenador. Es conocido, y existen recientes antecedentes, que Ramón suele tener relaciones tirantes con sus jugadores.
Es vergonzoso cómo Díaz jamás pudo, desde su llegada el año pasado, sacarle jugo a sus dirigidos. ¿Cómo puede ser que el plantel esté pasando un mal momento? Realmente ninguno se destaca, ¿puede haber un signo más evidente que ese para poner la lupa sobre el director técnico?... Porque puede ser que este grupo sea inferior al de Vélez, Boca o Estudiantes, pero no al resto como para estar en el fondo de la tabla.
Desde este humilde espacio, venimos marcando desde hace mucho tiempo los errores y desaciertos de un entrenador que nunca mostró un rumbo, tener una planificación concreta ni una idea de juego sólida. Se cansó de hacer cambios, generar desgaste y fracasar.
Todo esto sin puntualizar que uno de los responsables de esta crisis es Emiliano Díaz, su querido hijito que debe cobrar una importante suma sin haber demostrado un solo conocimiento futbolístico.
Chau Ramón, Independiente jamás fue ni será tu casa. Hasta nunca.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ROJO