El Rojo de Antonio Mohamed es lo más parecido a un perro en una de esas carreras donde los canes persiguen desesperadamente al conejo.
Da la sensación que a este Independiente le gusta correr detrás del resultado, al menos es lo que parece sostener el Turco con su todavía nula idea o identidad clara.
Entonces, en base a esa carencia de filosofía, el equipo se va adaptando a lo que las variantes de cada partido ofrece.
De allí los encuentros vertiginosos y cargado de goles que protagoniza el conjunto de Avellaneda.
Frente a la Liga de Ecuador fue un transparente ejemplo.
Al comienzo, se apreciaba cierta organización, cierto objetivo. Defenderse con la pelota poblando la mitad del campo, con los tres defensores, Battión de 6 y el doble-5 formado por Godoy-Fredes.
Pero, como en cada enfrentamiento, llega el gol y allí el Rojo empieza a transformarse en el perro de la carrera persiguiendo al conejo.
Ayer, con el resultado adverso, Mohamed metió a Nicolás Martínez (hermano del fenomenal Burrito de Vélez) por Godoy y todos arriba. A la carga Barracas.
Luego, tras el oportunismo de Silvera y la genialidad de Mareque, como el 2-3 servía, todos abajo, a meter la colita. Y el Turco puso a Maxi Velázquez por Parra.
Y así el equipo pasa de estar totalmente apostado en ataque a estar totalmente apostado en defensa. Vértigo, vértigo y más vértigo.
Insistimos, no se advierte una idea clara, una identidad, eso genera un incipiente temor en que el Rojo no puede llegar muy lejos.
Parece corta la carrera del perro…
Por lo menos así lo vemos nosotros.
GI
Da la sensación que a este Independiente le gusta correr detrás del resultado, al menos es lo que parece sostener el Turco con su todavía nula idea o identidad clara.
Entonces, en base a esa carencia de filosofía, el equipo se va adaptando a lo que las variantes de cada partido ofrece.
De allí los encuentros vertiginosos y cargado de goles que protagoniza el conjunto de Avellaneda.
Frente a la Liga de Ecuador fue un transparente ejemplo.
Al comienzo, se apreciaba cierta organización, cierto objetivo. Defenderse con la pelota poblando la mitad del campo, con los tres defensores, Battión de 6 y el doble-5 formado por Godoy-Fredes.
Pero, como en cada enfrentamiento, llega el gol y allí el Rojo empieza a transformarse en el perro de la carrera persiguiendo al conejo.
Ayer, con el resultado adverso, Mohamed metió a Nicolás Martínez (hermano del fenomenal Burrito de Vélez) por Godoy y todos arriba. A la carga Barracas.
Luego, tras el oportunismo de Silvera y la genialidad de Mareque, como el 2-3 servía, todos abajo, a meter la colita. Y el Turco puso a Maxi Velázquez por Parra.
Y así el equipo pasa de estar totalmente apostado en ataque a estar totalmente apostado en defensa. Vértigo, vértigo y más vértigo.
Insistimos, no se advierte una idea clara, una identidad, eso genera un incipiente temor en que el Rojo no puede llegar muy lejos.
Parece corta la carrera del perro…
Por lo menos así lo vemos nosotros.
GI
