Esta tarde Lanús superó con claridad a un Lobito triste y poco peligroso que está más cerca del arpa que de la guitarra. Le peleó con los ojos cerrados y con dos piñas lo dejó manso. Claro, cuánto podría esforzarse el granate frente a un rival con dos puntos en el torneo y sin goles a favor. Nada, absolutamente nada.
El resultado fue 2 a 0 con goles de Regueiro y Romero en el segundo tiempo gracias a las escapadas de Sebastián Blanco que con un apenas algo de su potencial le puso la correa a este lobizón doméstico.
Por lo menos así lo vemos nosotros.
GV