No sé cómo  empezar a escribir esta nota... todo terminó, quedamos afuera, hay que  esperar 4 años para volver a soñar con la copa. 
Lamentablemente  nuestras sospechas se hicieron realidad, el equipo nunca apareció. La  defensa desordenada, el medio era una zona liberada y la delantera  desorientada. Esta descripción aplica para todos los partidos que jugó  Argentina en este Mundial. Con la diferencia que en los primeros  encuentros siempre contamos con una pelota parada o con una genialidad  de alguna de nuestras figuras para definir el pleito. Pero la realidad  es que la solvencia de este equipo siempre estuvo pendiendo de un hilo. Y  llegó el día en que teníamos que enfrentarnos con un equipo en serio,  un equipo ordenado, fuerte, conciente de sus condiciones y sus  limitaciones. Entonces dejaron de importar las individualidades, el  equipo se impuso por sobre los nombres y el marcador no hizo otra cosa  que reflejar lo que se veía en la cancha...
Es fácil hablar con  el resultado puesto pero la verdad es que fue una picardía ver a  centrales y volantes improvisados de laterales, a organizadores  senatados en el banco de suplentes, a Messi agarrando la pelota a 50  metros del arco, a Tévez corriendo mas de lo que jugaba... en fin, acá  está, este es, el equipo de Maradona. Mucho desorden e improvisación. 
Toda eliminación es  dura, pero sabíamos el plantel que teníamos, sabíamos que  había  material para llegar lejos, sabíamos que teníamos al mejor de todos...  por lo tanto, en esta oportunidad el golpe es tan duro como una trompada  de Alí. 
La ilusión de un  país entero quedó en offside...
Por lo menos así lo vemos  nosotros.
RC


