Cuando la cosa empezaba a complicarse para River, apareció y demostró toda su valía. Con movimientos ágiles y la irreverencia de los chiquitos, se puso en boca de todo el estadio, que aplaudió sus diagonales e hizo fuerza para que los perseguidores no puedan detenerlo. No hay dudas de que la estatura baja forja una personalidad rebelde, y quizás eso mismo lo transformó en el gran protagonista de la noche. Cuando por fin le tocó entrar, se movió por todo el campo y nunca se escondió. Al contrario: se lo vio lúcido y a gusto de estar en el Monumental. Le dieron confianza, y no la desaprovechó. Para vos, petiso gordito que invadiste la cancha de River a enfriar el partido, estas líneas como homenaje.
Por lo menos así lo vemos nosotros.
