"La leyenda cuenta que el pobre Quiricocho, cansado de ser considerado el culpable de las derrotas de Estudiantes por su condición de mufa, decide utilizar sus "atributos" en beneficio del Pincha. Tal es así, que consigue a través de la amistad con un empleado del club que la puerta del portón del playón de estacionamiento se abra para él antes de los partidos, y así poder ingeniárselas para "ensuciar" a los jugadores rivales a través de una simple palmadita.
Cuentan también, que ese año Estudiantes fue campeón del fútbol argentino perdiendo un solo partido como local: versus Boca Juniors, único club que poseía seguridad privada y que no había permitido el ingreso de ningún extraño cerca del colectivo de la delegación. A partir de allí, ante cada penal a favor del equipo contrario, el grito de ¡Quiricocho! podía lograr que la pelota se encontrara repentinamente con los guantes del arquero o bien saliera desviada. No hay que exagerar, dicen los fanáticos, no es como el cuernito o el 'no mirar'. Quiricocho se invierte 1 ó 2 veces por partido, no más.
Pero el Narigón Bilardo tiene otra versión. "Quiricocho era un muchacho de La Plata que siempre estaba con nosotros, y como ese año salimos campeones lo adoptamos como nuestro amuleto. Era un buen pibe pero después ya no lo vi más. La última vez que estuve dirigiendo a Estudiantes pregunté por él y nadie sabía nada. Pero aunque no lo creas, cuando fui a España a dirigir al Sevilla hubo un penal para los otros y escuché atrás mío que alguien susurró: 'Quiricocho, Quiricocho' y no lo podía creer, hasta que el Cholo y Diego me avivaron que ellos lo habían dicho un par de veces y el resto lo aprendió. ¡En Europa! Parecía mentira, pero vos decís 'Quiricocho' ¡Y erran!".
No caben dudas que a este equipo de Estudiantes le falta bidón, carece de la viveza necesaria para aprovechar las situaciones de los partidos. Los encuentros contra Arsenal, Belgrano y Olimpo lo demuestran, 6 puntos perdidos que hoy nos posicionarían en la tabla con 19 unidades, una realidad muy distinta de la actual.
Amén de los déficits propios, siento alrededor del equipo una energía rara, una cierta mufa que no nos deja encarrilarnos. Lesiones graves de jugadores importantes, goles en contra en los últimos minutos, situaciones a favor malogradas continuamente. Quizás sea necesario apelar a la ayuda de un brujo para que encause la energía dispersa que experimenta el plantel. A nosotros nos queda, por lo pronto, seguir alentando y reconociendo los momentos para expresar la palabra clave. Esa palabra que posee un rigor científico absoluto, y que debimos haber utilizado en el último centro contra el equipo bahiense.
Si bien el plantel debe seguir trabajando para mejorar los errores que muestra, es hora de ayudar para que cambie un poco la suerte. Empecemos esta cadena anti mufa para bañar al plantel con un poco de mística pincha.
¡Quiricocho! ¡Quiricocho! ¡Quiricocho!
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO PINCHA - @DrBidon