Finde largo. Llega el viernes, te bañas en desodorante, le ponés 5 mangos de crédito al celu y salís. Después de escuchar al gordo que imita a Arjona, te pedís un daikiri maracuyá y empezás a dar vueltas por el bar. Dos horas más tarde, codo en barra, dejás la vida para convencer a un peso pesado que se vaya con vos. Te da el sí y sin dudarlo salís por la puerta de emergencia intentando no prenderte fuego.
Domingo. Tu amigo, el goma que juega al rugby, te invita a un tercer tiempo en el club. Llegás, y al toque te das cuenta que no tenés un carajo que hacer ahí. Decidís jugarte un pleno con una morocha inalcanzable. No sabés cómo, pero terminás a los manotazos contra una pared después de contarle viajes que nunca hiciste.
Levantar el nivel. De eso se trata, lo que hizo Lanús despúes de varias fechas.
Por lo menos así lo vemos nosotros.