Allá por el 2013, cuando todavía era futbolista, el uruguayo empezaba a mostrar sus dotes de crítico. Al alejarse de Boca Juniors, se encargó de confirmar que Falcioni era mejor que Bianchi y que Riquelme era lo peor que le podía pasar al fútbol.
Ya en Peñarol, y tras una gira por Europa, el lateral dijo que Cristiano Ronaldo era un "forro amarrete" que no repartía los premios, y tras un partido contra el Bayern afirmó que la cara de Ribéry era más deforme en persona que en la tele, que Guardiola era un vendehumo y que Bastian Schweinsteiger en realidad se llamaba Seba Sánchez, pero que se cambió el nombre para dársela de alemán. No contento con todas estas descalificaciones, cuando en el 2015 decidió retirarse del fútbol, brindó una jugosa conferencia de prensa donde confirmó que cuando Forlán salía con Zaira Nara, se movía a la mujer de Tuzzio; que el Maestro Tabárez hablaba para el costado como un homenaje a Ruggeri y que Francescoli siempre desaparecía en los River-Boca.
Tras su pobre paso por el fútbol, el uruguayo se empezaba a posicionar rápidamente como un líder de opinión en América Latina. Sus declaraciones siempre dejaban mucha tela para cortar, como cuando dijo que Mujica se hacía el manso, pero que en privado era un viejo cagón manejado por cuatro millonarios dueños de Punta del Este, que Obama era un careta que te garca por atrás, y que por el bien de la humanidad todos deberían empujar la Cordillera para que desaparezcan los chilenos.
Albín se convirtió en el hombre sin censura. En un verdadero opinólogo profesional.
Emiliano también se encargó de analizar la industria cinematográfica. Salió a decir que Spielberg era un vendehumo, que los dinosaurios de Jurassic Park eran de cartón; Campanella se tenía que dedicar a la cocina; Brad Pitt pateaba para los dos lados; Salma Hayek era más trola que las Xipolitakis; y que si Bruce Willis se creía tan duro de matar, debía tirarse de un helicóptero de verdad, porque lo de usar dobles de riesgo era de maricones.
Fue noticia, también, cuando luego de cocinar unos patys en su humilde chalecito de Piriápolis, lanzó que Narda Lepes era una calienta pava; Francis Mallmann un gordo cheto y pretencioso; y que Donato era menos italiano que Gino Renni.
El polémico charrúa, reconocido fan del Negro Rada, no vaciló al afirmar que la orquesta filarmónica de Berlín hacían playback. Que los Rolling eran un invento del marketing y Gardel no era ni argentino ni uruguayo, sino paraguayo. Y que era mentira que cantaba cada día mejor, que a su voz le faltaba energía. También aclaró que Bob Marley era un careta que fumaba mentolados y que Los Pericos eran una manga de rugbiers arrepentidos. Tampoco se olvidó del Heavy Metal, y lanzó que Iron Maiden era el playmobil del rock y que Metallica no era otra cosa que una banda de camioneros que escuchan Alejandro Sanz.
Demostrando su sabiduría científica, el ex lateral derecho no dudó en confirmar que Einstein era un viejo pelotudo que no sabía ni peinarse, y Newton un gilazo que se la pasaba mirando manzanas. También dijo que Charles Darwin seguro era homosexual, como todos los naturistas, y que la Tierra era cuadrada, ya que Colón y Google Earth nos habían mentido toda la vida; como la Nasa, que era una gran sanata llena de giles que hacen maquetas, y que lo más lejos que había ido Armstrong era una tarde a Canadá, para visitar a una tía.
Hace pocos días, el uruguayo también puso su ojo crítico en el periodismo, y declaró que Leto usaba bigote para tapar el labio leporino, como Aníbal Fernández; Débora Pérez Volpin era una marioneta sin piernas que sentaban en el estudio de TN; y Lanata, en realidad, era Alfredo Caseros bajo los efectos de la marihuana y una careta de un periodista que defendía las causas sociales y criticaba a los monopolios.
Desde Un Metro Adelantado queremos felicitar a Emiliano Albín, intelectual uruguayo contemporáneo, por ser el hombre más influyente del planeta, tras consagrarse en la terna que compartía con Luis Majul y Orlando Barone.
ADELANTADO DEL TIEMPO
OTRAS NOTICIAS DEL FUTURO
