Hay siestas y siestas, algunas son reparadoras y otras contraproducentes. Hay veces que te tiras un rato y te levantas como un campeón, descansado, con ganas de cualquier cosa. Otras veces esa media horita resulta inservible, te levantas re caliente, de mal humor y con ganas de pegarte un tiro y volver al sobre.
La siesta santafesina del Pincha fue de esas que no sirven para nada, tenía el partido resuelto y se llevaba tres puntos para salir de abajo, pero le entró la pachorra, durmió y lo clavaron sobre la hora.
Por lo menos así lo vimos nosotros.
