TIGRE 2 ALL BOYS 1
Si un árbol cae en medio del bosque y no hay nadie ahí para escucharlo, ¿hace ruido? ¿Si ves que a tu vecino se le caen 100 mangos del bolsillo y te los quedás, es robo? ¿Si le metés un ñoqui al 9 contrario y el árbitro no lo ve, es foul?
Siglos de tradición teológica y gnoseológica labraron diferentes respuestas para enigmas que nadie puede resolver en la práctica. Pues bien, en la cancha de Tigre podríamos haber asistido a un nuevo caso de esta vieja clase pensamiento paradojal. A los 15 minutos del segundo tiempo, Sebastián Rusculleda decidió plantearnos un enigma zen en versión en un Fútbol para Todos. En un estadio vacío, en el mismo horario que River-San Lorenzo y Godoy Cruz-Argentinos y ante la mirada de medio espectador, Rusculleda hizo lo impensado: un caño de pisadita y de espaldas. Nadie estaba ahí para apreciarlo, ni siquiera la víctima, precisamente por estar de espaldas. Quizás no quiso verlo con sus propios ojos. Quizás quiso alimentar la leyenda que comienza hoy: “Si Rusculleda tira un caño y no hay nadie para verlo, ni siquiera su víctima, ¿es caño? 1mtrA estuvo ahí, y te lo garantiza. Sí, fue caño. Y Tigre le ganó a All Boys 2 a 1, algo casi tan importante como eso.
Por lo menos así lo vemos nosotros.
