Hay hábitos, costumbres, rituales que nos definen como sociedad y que, a pesar del paso del tiempo, siguen formando parte de nuestra cultura popular.
El barrio y sus costumbres forman parte de nuestro cotidiano, con sus características y actividades bien propias. Es infaltable el abuelo tomando mate con la silla dada vuelta, la vieja que baldea la vereda bien temprano, el fanático del Falcon que lo cuida como si tuviese un Audi o el grupo de pibes que juegan la final del mundo a la hora de la siesta.
También es bien de barrio jugar a las dos de la tarde, que el partido pase desapercibido y que lo vean tan pocos vecinos que no alcance para llenar una manzana a la que le falta una parte.
Por lo menos así lo vemos nosotros.