Finalmente el Tolo empezó a encontrar respuestas. Encontró los 11 y el funcionamiento que tienen que tener. No importa si el arquero titular se lesiona y ocupa su lugar el suplente. No importa si se juega de local o de visitante, si la cancha está a medio construir o si es un estadio como la gente. En el mundo del Rojo de Avellaneda nada de esto importa.
¿Por qué? Porque se mueve de la mano de Gallego, un tipo que encontró el camino, el rumbo. Y sin importar los obstáculos que encuentre en su viaje, hasta la "B" no para.
Por lo menos así lo vemos nosotros.
