No hace falta ser muy inteligente, ni vidente, ni mago, ni físico, para darse cuenta cómo puede salir un partido entre dos equipos dirigidos por Caruso y Alfaro.
Como lo indica la lógica, el partido fue un bodrio, llenó de pelotazos e imprecisiones, con pocas situaciones de gol y el marcador en blanco.
Todo sigue igual para los dos, el Cuervo sigue jugando mal y mirando la trabla de abajo y Arsenal sigue sin gente y con la camiseta más fea del planeta.
Por lo menos así lo vemos nosotros