Es como cuando le dedicás toda la noche a encararte a esa mina y al final te dice "chau, la seguimos otro día".
Es como cuando te quedás estudiando hasta las 4 de la mañana y al día siguiente te comés un aplazado histórico.
Es como cuando te internás en el gimnasio para bajar la zapan y lo único que lográs es perder el tiempo con esa manga de gomas.
Es como cuando ahorraste un tiempo largo como un hijo de puta para comprarte el auto y la semana siguiente lo chocás, destrucción total.
Es como cuando planeás un terrible noche de asado y birra con los pibes y tu novia de dice "¿te acordás del cumple de mamá no?"
Exactamente esa es la sensación que tuvo el pobre Marquitos Figueroa, que metió tres goles para Argentinos pero el Tatengue empató sobre la hora.
Por lo menos así lo vemos nosotros.