SUBIDOS AL ARCA
¿Cómo hacer para no ilusionarse, si de ilusiones se vive? Algunos lo llamarán fe, otros quimeras, quizá sueños. Pero, de algo estoy seguro: Lo que vi este soleado mediodía de domingo no fue alucinación ni utopía, sino una realidad concreta, palpable, sólida, sin grietas. Vi un equipo solidario, con ganas, concentrado durante todo el partido; estratégicamente, bien plantado, sin temores ni pánico escénico. Con soltura pero sin improvisaciones; con la libertad que otorga el conocimiento de las reglas, de haber estudiado la lección, de cumplir con la tarea. Sólo advertí aislados traspiés.
¿Cómo hacer para no ilusionarse? No hubo sufrimiento ni bajos rendimientos. Una defensa sólida con dos centrales impecables y dos laterales que supieron aprovechar los setenta y ocho metros de ancho que tiene nuestra cancha. Y así llegaron los dos goles: por los costados, uno por derecha y otro por izquierda. Un medio campo batallador, juicioso y dos delanteros híper ligeros y voraces que desestabilizaron emocionalmente al rojo. Porque éste fue el clic del partido: Centurión y Hauche desmoralizaron al vecino (sobre todo Centurión). Y era hora que padecieran del desparpajo de un pibe surgido de las canteras. Incomparable placer ver la desazón pintada en sus rostros ante la velocidad y técnica de este pibe. Sólo pudieron detenerlo con infracciones. Y, aun así, las gambetas eran tan endiabladas (valga la parajoda más que paradoja) que ya ni sabían dónde carajo estaba para poder pegarle una patada; por ejemplo, cuando hizo la gran Ronaldinho.
La estupenda actuación de este equipo de Zubeldía apichonó a los once de Christian Díaz, quienes sabían que estaban más cerca de la goleada que del descuento. Para colmo de males, los primos sufrieron con el renacimiento del verdugo de Avellaneda: El Pepe se destapó con un sand-wich que mereció ser triple de no aparecer el manotazo del exiliado Hilario.
¿Cómo hacer para no ilusionarse? Desde el punto de vista de quien escribe no hubo ningún aplazo, todos aprobaron y no pocos descollaron: Cahais, Centurión, Sand, Hauche, Villar, Ortiz… ¡Hasta Pillud jugó muy bien! Un ejemplo de que el equipo funcionó es que sólo hubo un jugador que no la vio ni descolló: el chino Saja. Esto es un alivio enorme puesto que no contaremos con su prestigiosa presencia por un mes, tiempo estimado de la cura del desgarro (si es que se confirma, pero dio esa sensación).
¿Cómo hacer para no ilusionarse? No hablo con el diario del lunes en la mano. Lo dije desde el principio: Tenemos un buen técnico. Hubo compras inteligentes. Y ahora tenemos un equipo con el cual soñar. Sigamos alentando como este domingo pleno de sol y riéndonos de los fantasmas que, de a poco, comenzamos a ahuyentar para que se instalen en otros lares. Sólo nos resta esperar que los arbitrajes sean correctos como el de Delfino y que la corten con la ayudita a los ascendidos. Que la AFA pida perdón y les bese las manos pero que no les regale más puntos.
Pero, insisto… ¿Cómo hacer para no ilusionarse? Paró la lluvia, salió el sol y estamos subidos al Arca.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ACADÉMICO