En Huracán lo que conviene es ser
pesimista. Siii…. Sin dudas. Imagínate vos al tipo que nunca tuvo fe en el
equipo que se armó. ¿Cómo está hoy? Victorioso, con el “viste, yo te dije”
recorriendo la Avenida
Caseros de punta a punta. En cambio, los boludos como yo que
nos llenamos de esperanza, que nos calzamos el traje de candidatos ¿Cómo
estamos? Sin encontrarle la vuelta, cabizbajos, entregando tarde las notas al
editor...
Por eso llegue a la conclusión de
que es al pedo ilusionarse, por lo menos en Huracán. Asique desde hoy va a
haber un cambio de moral. Basta de buena onda. El que deposito sueños, recibirá
pesadillas y así iré, esperando siempre lo peor para el equipo de mis amores.
Ahora se viene Rosario Central,
seguro nos comemos tres, llegamos a los 10 goles en contra en tres partidos,
echan al técnico, la hinchada mata a dos gorras, renuncia el presidente, el
club va a la quiebra, fideicomiso, venden el Duco para pagar a los acreedores,
Simonian es el interventor, nos quedamos sin inferiores, BASTA!!!! No puedo
seguir!!!
Aunque peque de ingenuo, aunque la
realidad aniquile mis deseos, siempre voy a esperar lo mejor del y para el
globo y después si Domínguez pierde la marca, si Milano se echar al pedo, si
Islas agarro el bolso de su hermano y le quedaron los guantes con vaselina, si
Mancinelli hace un penal estúpido cuando te cruce por la calle bajaré la cabeza
y susurrare “ya se no me digas, tenes razón…”
Hay que corregir, cambiar, laburar,
dejar de cometer errores infantiles, ponerse el traje y salir a ganar todos los
partidos. Central seria un buen punto de partida. Traerse los tres puntos y
enderezar el camino serviría mucho para olvidar este arranque desastroso y
despegar del suelo. Para eso, los jugadores tienen que hacerse cargo del club
donde están jugando, del objetivo planteado y ser protagonistas de la levantada
que este globo alicaído necesita.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO QUEMERO