CON LA FORMA DE
UN GLOBO EN EL CORAZON

Nada, como Huracán, ha marcado más mi personalidad. Ni los quilombos
de la infancia, ni la escuela católica, ni el amor de las mujeres, ni la
experiencia con las drogas, ni el sexo en grupo, ni la política, la soledad, el
asado, la acidez, el mal de ojo, el rock and roll, la infidelidad o la
distancia.
Solo este “entrañable club
porteño, bohemio, tanguero, fino y atorrante” como lo definió el poeta
Horacio Ferrer, puede generar este amor, inclaudicable, trasmitido de
generación en generación o a través del adoquín desparejo del Parque de los
Patricios.
Nada puedo hacer para evitar el derrumbe futbolístico y la angustia
que ello genera. Qué mierda voy a decir, que no tienen sangre, que ponen
huevos, que son un grupo de muchachos descomprometidos, mercenarios y … ¿Qué
más? No da ni para putearlos. Tienen que ganar el sábado que viene. Ojala lo
hagan. Ojala los otros pierdan. Ojala mantengamos la categoría. Foja cero y
arrancar de vuelta en la B
Nacional, con un equipo más competitivo, con el clásico rival
en la misma divisional, con la esperanza renovada de ascender.
Mientras tanto, desde acá, solo me queda reafirmar este sentimiento
que me une con el club más lindo del mundo, esperar que todo se resuelva de la
mejor manera posible y soñar, que todo va a salir a bien y que nos vamos a
salvar. Sabiendo también que en Huracán todo puede suceder, pero que nada va a
modificar esta pasión porque siempre
estuvimos en las malas, yo soy quemero, no me importa nada...!!!
Por lo menos así lo siento yo
ADELANTADO QUEMERO