AL FINAL FESTEJARON (CASI) TODOS
Este Domingo el Malvinas se tiñó de banderas, canciones y puteadas. No faltaron hinchas locales ni visitantes, y como sucede últimamente, no faltó la bronca... En una palabra, nuestro estadio se tiñó de fútbol. Y mientras los 90 se consumían con la amargura del "1-2" estampada en el letrero luminoso, también se hizo presente una tormenta.... o dos. La primera, horas más tardes causó destrozos no muy lejos de la cancha, como nos tiene acostumbrados por estos pagos el granizo. La segunda... La segunda se venía gestando hace ya unos días y todavía no estalló. Nadie (nosotros los de adentro) sabe bien cuándo empezó, pero la primer arista se entrevió el día que el señorito Polilla declaró: "Si no clasificamos a la Libertadores, me voy".
Hoy en día la relación técnico-jugadores está quebrada, tal vez porque se animó a tocar a los intocables, tal vez porque sus ideas no convences o tal vez porque pone a jugadores en posiciones que no son las suyas (así es que nuestro mejor central juega de lateral por la izquierda) y todo resulta en un desastre. En fin... seguramente (nos) sobran los motivos.
Más allá del esfuerzo de Castillón, Cooper, Rojas y algunos más, la falta de ganas y garra se hicieron notar. Se corrió poco, se jugó poco y se rindió poco. "Si los jugadores no bancan al técnico, no van a jugar para cubrirle las espaldas". Quién dice, tal vez el resultado era el que varios querían... Si realmente era así, al final festejaron (casi) todos... Y mientras estas boludeces pasan, los hinchas la seguimos comiendo.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO TOMBA