Todo
sigue igual por el glorioso barrio de Avellaneda. Hace ya años que
Independiente está hundido de una profunda mediocridad y esto queda evidenciado
gracias a la indiscutible contundencia de los números.
En 14
partidos, el Rojo ganó 4, empató otros 4 y se vio mano a mano con la derrota en
6 oportunidades. Sumémosle que convirtió 12 goles y recibió 15. Mediocridad
total.
Además
de estas frías y elocuentes cifras, el Diablo padece un mal aún mayor: la falta
de juego. Lo cual significa, no solo que Independiente no logra resultados
positivos a corto plazo sino que tampoco se avizoran esperanzas a largo plazo.
Ramón Díaz
no para de probar variantes y diferentes nombres. De esa danza de cambios, el
riojano cosecha más dudas que certezas. Lo único que podemos mencionar como
conclusión positiva, es la mejora de Matías Defederico, el resto poquito y
nada, tanto en defensa como en ataque.
Lo que
genera mayor preocupación, aparte de la actualidad roja, es el análisis del
entrenador, en quien deberíamos confiar para revertir la pobre situación. Díaz,
a la salida de vestuarios en Floresta, afirmó: “un empate positivo”, cuando vio
a su equipo, que trabaja semana a semana, patear al arco rival 2 o 3 veces…
Estamos
mal, ¿estaremos peor?...
Por lo
menos así lo siento yo.
ADELANTADO
ROJO