Como hablar de fútbol, si es lo que carece este Colón.
Más bien hablar de horrores directivos o del apoyo incondicional de la gente.
Sí, un viernes a las cuatro de la tarde, bien cerquita de la capital jugaba el
sabalero. A pesar de todo, el hincha copó el Pingüinero del Parque sabiendo que
era un partido de prueba anímica. No había que perder, pero tampoco no había
que dejar de jugar. El partido fue un bodrio y Mario Sciacqua se trajo el punto
que le encaja a la perfección. Parece que al técnico no le gusta ganar, siempre
sale a especular. La línea de cuatro, bien clavadita, y poco aporte de los
volantes en ataque. Me gusta que los jugadores corran y pongan, pero no se
olviden, que una vez con la pelotita hay que jugar muchachos.
Leyendo el diario del lunes, veo declaraciones como: “es
difícil ser técnico en Santa Fe” o “nunca tuve el plantel completo”. Con el
respeto que se merece Mario, le digo que jugadores como Garcé, Chevantón,
Prediguer y Luque no estaban en condición física de jugar un partido de
arranque; mientras que la expulsión,
ahora de Bastía, se veía venir desde la fecha pasada. Por eso hay que
aguantarse las decisiones, dejar de llorar y pensar si en verdad está
capacitado para dirigir en primera o como en el ambiente se dice: “le queda
grande la camiseta”.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO SABALERO