Se preguntarán el por
qué del grandilocuente título que presenta la nota… podrán calificarme de “amarillista”
por considerar que la derrota de Independiente en tierra nipona tampoco es para
dramatizar tanto. Bueno, como hincha del Rojo, tengo mis razones.
Con “papelón” me refiero a los, para nada novedosos, problemas conceptuales del director técnico del glorioso equipo de Avellaneda.
Si bien es verdad que están en etapa de preparación, y en verdad el calor en Shizuoka era asfixiante, Antonio Mohamed tiene serios inconvenientes de identidad, los mismos que exhibió haces meses cuando apostó toda su energía a la Copa Libertadores y, a medio camino, azotado por el temor del descenso, se enfocó en el torneo local.
Esta vez, en el marco de la “Suruga Bank”, empezó con un claro 4-4-2, demasiado conservador por tratarse de un rival débil y carente de experiencia, con Hernán Fredes por la banda, desaprovechado y un doble cinco (Pellerano-Battión) de cierta posesión pero poca verticalidad. Por momentos, a juzgar por el cuidado de Independiente, el oponente parecía ser el Barcelona de Messi.
Luego se dio cuenta del problema estratégico (¡tarde como siempre Turco!) y en el entretiempo realizó dos modificaciones: Patito y Báez por O.Ferreyra (pasó inadvertido) y Battión. De esa forma, formó 3-4-1-2, cambio de planes en medio del camino, me suena conocido…
Y, por otro lado, el habitual oportunismo berreta que suele demostrar Mohamed. “Voy perdiendo, todos arriba… voy ganando, todos abajo”. Así, cuando estaba 2-1 a su favor, el Rojo se quedó, le brindó terreno al Jubilo Itawa (si si señores, ¡Jubilo Itawa!) y se estableció la paridad. En los penales, festejaron los locales.
En fin, la Copa, era de leche; la etapa, de preparación; el calor, mucho; pero el problema de Mohamed es siempre el mismo: falta de profesionalismo revelado por un equipo carente de una previa planificación seria que queda evidenciado dentro del campo de juego con 11 jugadores sin identidad clara ni ideas contundentes.
Turco: primer papelón…
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ROJO.
Con “papelón” me refiero a los, para nada novedosos, problemas conceptuales del director técnico del glorioso equipo de Avellaneda.
Si bien es verdad que están en etapa de preparación, y en verdad el calor en Shizuoka era asfixiante, Antonio Mohamed tiene serios inconvenientes de identidad, los mismos que exhibió haces meses cuando apostó toda su energía a la Copa Libertadores y, a medio camino, azotado por el temor del descenso, se enfocó en el torneo local.
Esta vez, en el marco de la “Suruga Bank”, empezó con un claro 4-4-2, demasiado conservador por tratarse de un rival débil y carente de experiencia, con Hernán Fredes por la banda, desaprovechado y un doble cinco (Pellerano-Battión) de cierta posesión pero poca verticalidad. Por momentos, a juzgar por el cuidado de Independiente, el oponente parecía ser el Barcelona de Messi.
Luego se dio cuenta del problema estratégico (¡tarde como siempre Turco!) y en el entretiempo realizó dos modificaciones: Patito y Báez por O.Ferreyra (pasó inadvertido) y Battión. De esa forma, formó 3-4-1-2, cambio de planes en medio del camino, me suena conocido…
Y, por otro lado, el habitual oportunismo berreta que suele demostrar Mohamed. “Voy perdiendo, todos arriba… voy ganando, todos abajo”. Así, cuando estaba 2-1 a su favor, el Rojo se quedó, le brindó terreno al Jubilo Itawa (si si señores, ¡Jubilo Itawa!) y se estableció la paridad. En los penales, festejaron los locales.
En fin, la Copa, era de leche; la etapa, de preparación; el calor, mucho; pero el problema de Mohamed es siempre el mismo: falta de profesionalismo revelado por un equipo carente de una previa planificación seria que queda evidenciado dentro del campo de juego con 11 jugadores sin identidad clara ni ideas contundentes.
Turco: primer papelón…
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ROJO.
