Atrás quedó el increíble
y escandaloso descenso de River Plate. Si bien todavía se habla de 20 fechas de
suspensión para el Monumental y posible quita de puntos, de a poco el tema va
quedando en el pasado futbolístico.
¿Y en el horizonte qué aparece? Una nueva Copa América, la misma que últimamente
nos trae graves dolores de cabeza por la supremacía brasilera mostrada en las
finales contemporáneas.
Pero esta vez, como todos saben, la competición se disputará en nuestra tierra,
lo que lejos de transformarse en ventaja, y teniendo en cuenta al largo tiempo
que el seleccionado nacional no la obtiene, seguramente sea un efecto más
presionante que otra cosa.
Para el torneo llegamos con un director técnico original con escasos pergaminos
para ponerse el buzo de entrenador: Sergio “Checho” Batista.
Y, futbolísticamente hablando, arribamos a la Copa con una extraña e
¿innovadora? táctica a utilizar: 4-3-3.
Con cuatro defensores clásicos (dos centrales y dos laterales), nada raro. En
el medio, lo distinto, diferente, tres volantes centrales (Banega, Mascherano y
Cambiasso) apostando a la tenencia de balón. Y arriba puro verticalidad, con
Lavezzi y Tévez (sería titular) de extremos y Messi de 9.
Este es el contexto, falta un detalle… ¡que la pelota empiece a rodar!
GI