No fue un verano cualquiera. Este receso se convirtió en la mejor espera de los últimos años. La adversidad no nos vence y por eso a llegada de un técnico como Ángel Cappa, de refuerzos en tiempo y forma y por supuesto el retorno del Melli son los principales argumentos para gritar: “Gimnasia vive”.
El Lobo sigue en carrera porque pese a estar al borde del descenso, todavía hay gente que lo quiere de pie y se hace eco de una nueva manera de entender la Institución con Cacho Delmar a la cabeza.
Lo que haga futbolísticamente este campeonato necesitará un poco de todo: capacidad, suerte, confianza y demás condimentos que de presentarse en su justa medida, podrán ser la salvación que tanto queremos.
Este verano los triperos volvimos a dar muestras de esta sana costumbre de fidelidad inexplicable. Veinte mil personas en un amistoso le ponen la piel de gallina a cualquiera y es por eso mismo que estos jugadores ya se han dado cuenta que nunca les va a faltar un grito de apoyo.
El sábado con San Lorenzo comenzaremos a leer el primer capítulo de esta historia que ilusiona pero permanece en el peligro constante. Habrá que inflar el pecho y poner la cara, llenarse de paciencia y recibir lo que venga.
No fue un verano cualquiera. Gimnasia volvió a demostrar que las apariencias engañan y que los necios que lo consideran nada saben que el Lobo es y será único siempre.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO TRIPERO