Es verdad, Independiente se clasificó a la fase de grupos de la Copa Libertadores. Logró el objetivo.
Ahora bien, el tema es cómo, algo que les suele (o solía) interesar a los hinchas del Rojo.
Si apelamos a la forma, dejó muchísimo que desear el conjunto dirigido por Antonio Mohamed.
De entrada, a los pocos minutos, se pudo observar al equipo de Avellaneda demasiado metido atrás.
Aproximadamente a los 20, Hilario Navarro (la gran figura) ya había tapado un par de remates complicados y ya se intuía la tónica de encuentro: Deportivo Quito apostado en ataque y el Diablo esperando, replegado, un contragolpe perpetrado por Matías Defederico y Facundo Parra definido por Andrés Silvera (que tuvo solo una y casi capitaliza).
El segundo tiempo fue directamente un monólogo de los ecuatorianos.
El Turco Mohamed les cedió la pelota y el terreno mostrando una actitud demasiado defensiva y austera, ¡como si el rival fuera el Real Madrid en el Santiago Bernabeu!
Si hay algo que mostró el local fue carencia de autoridad y agresividad, entonces por qué no ser más audaz, tratar de penetrar un oponente súper vulnerable y cerrar la serie con la grandeza que merece el siete veces ganador de la Copa y no pidiendo la hora cual equipo chico asustado.
En tanto, el Rojo entró a la Libertadores, bárbaro… pero si va a jugar así, ¿valió la pena? ¿Cómo sería el planteo para visitar al Cruzeiro (por nombrar uno) en Belho Horizonte, todos colgados del travesaño?...
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO ROJO
