SIN DESPEINARSE
Bologna: 6
Bustamante: 5
Dos Santos: 7
Segovia: 6
Ladino: 5
Quinteros: 5
Sardella: 6
Walter Erviti: 7
Romero: 6
Gabriel Méndez: 7
Rubén Ramírez: 6
En el sur se disputó lo que algunos consideran el clásico mas antiguo del futbol argentino. Esta vez en la cancha de los Pura Espuma, también denominados conjunto “tricagón”, en alusión a la enorme cantidad de oportunidades que hace varios años derrocharon para ascender a primera.
Un respiro que no viene nada mal después de un par de semanas complicadas y tres puntitos que sirven para seguir apostando a la clasificación a la copa libertadores, pero sobre todo en lo anímico.
El partido fue casi un trámite. Se notaron mucho las diferencias entre un sólido Banfield, que supo manejar el partido, versus un tímido y carente de ideas Quilmes.
Fue en ese marco que nos llevamos el partido. Sin despeinarse, Banfield jugó cómodo, con y sin la pelota.
El planteo salió redondito. Bologna se fue con el arco en cero tras una buena labor defensiva de la mano de Dos Santos y de Segovia, que supo cubrir el enorme hueco que dejó el lesionado Víctor Lopez.
Párrafo aparte para Walter, que a media maquina, como de costumbre se puso el equipo al hombro y movió los hilos del medio para arriba.
A la vez se pusieron de acuerdo para convertir los dos puntas, algo que no ocurría hace mucho tiempo, veníamos con una preocupante sequía ofensiva por parte de nuestros delanteros.
Bien Méndez, ingresando por el lesionado Zelaya y marcando en el arranque, se lo vio metido y movedizo, seguramente será titular contra Gimnasia. Tito Ramirez le bajó la persiana al partido durante los primeros minutos del complemento.
Le ganamos a un perdido Quilmes con el pase a la B Nacional casi comprado, la semana que viene se viene un rival de otra talla y con otras aspiraciones. Va ser un partido chivo contra Velez, a dejar todos por los tres puntos, que tienen que quedar en casa para poder seguir aspirando a una nueva presentación internacional el año que viene.
Por lo menos así lo siento yo.
ADELANTADO TALADRO
