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02 septiembre 2010

CAMINO A LA GLORIA


02 septiembre 2010

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CAPITULO 6

Y efectivamente señores, lo que todos suponían, Dante Alonso se había resentido de la lesión. Ese tobillo era una verdadera pelota.

Lo que llamó la atención, posteriormente, fue la reacción del Zurdo. Mientras que su amigo, y circunstancial rival dentro de la práctica, Guille lo consolaba, Alonso comenzaba a subir temperatura por la frustración que sentía.

Cuando se acercaban preocupados los doctores y el entrenador, se escucha desde el piso un fortísimo y desesperado “¡¡¡esto es culpa del pelotudo del médico!!!”, y repetía una y otra vez esa frase con una inigualable mirada perdida de desazón.

Mientras que era revisado en el campo de juego, a través de una forma muy airada, le reclama y culpaba al doctor Petrella por haber dado el “ok” y confirmar que él podía participar durante 20 minutos del entrenamiento del jueves. No lo podía entender.

Hasta allí se podía interpretar como un mal momento, unos instantes de bronca, de calentura. Pero el encono de Alonso para con el profesional continuó el día siguiente, ya en frío.

Esta es una parte de Dante que no conocíamos, toda esa parte positiva caracterizada por su simpatía, su sociabilidad, su permanente alegría, tenía un trasfondo manchado por su mal carácter y excesivo temperamento.

Tal es así, que el día siguiente (el viernes), con el Zurdo nuevamente en el gimnasio rodeado de sesiones kinesiológicas, el diálogo con el médico era ínfimo, casi inexistente.

Hasta que volvió a explotar. En plena charla reconstruyendo la acción en la que nuestro amigo volvía a lesionarse, su forma de ser le jugaría otra mala pasada. Y los improperios e insultos no se hicieron esperar en el “gym” del Club Defensores de Cambaceres.

Enterado de la situación, el serio, frío y exageradamente preocupado por la buena conducta vice-presidente de la institución tomó cartas en el asunto…

… la reunión en la oficina de este temido personaje llevaba 45 minutos… Se abre la puerta… y la cara del Zurdo lo dice todo…

GI
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