Cada vez que juega Tigre hay quilombo. Por eso (como no estaba Botineras) me senté a mirar, Fernet en mano, Newell’s y el Matador. Acerté con la bebida, acerté con el plan. Fue 2 a 0 para un equipo rosarino que sobró el partido.
Por supuesto, la calma en este evento deportivo, no duró ni un tiempo. En Tigre expulsaron a todo el mundo: a Vera, a Caruso (a esta altura un inentendido de su tiempo), al mágico Trombeta y a un ayudante de Caruso que le reclamaba a Baliño que terminara el partido, y como el juez no le daba bola, tiró un pelotazo adentro del campo de juego (inédito).
Al final (admito que ya estaba entonado y sin Coca para el Fernet) observé que los chicos de Newells empezaron a cargar. Sinceramente me enojé muchísimo y empecé a hinchar por Tigre. Ya era tarde para cambiar la historia y no me quedó otra que pensar en el futuro de Caruso. Cambié de canal y pensé: “No te vayas, Tigre”.
Por supuesto, la calma en este evento deportivo, no duró ni un tiempo. En Tigre expulsaron a todo el mundo: a Vera, a Caruso (a esta altura un inentendido de su tiempo), al mágico Trombeta y a un ayudante de Caruso que le reclamaba a Baliño que terminara el partido, y como el juez no le daba bola, tiró un pelotazo adentro del campo de juego (inédito).
Al final (admito que ya estaba entonado y sin Coca para el Fernet) observé que los chicos de Newells empezaron a cargar. Sinceramente me enojé muchísimo y empecé a hinchar por Tigre. Ya era tarde para cambiar la historia y no me quedó otra que pensar en el futuro de Caruso. Cambié de canal y pensé: “No te vayas, Tigre”.
Por lo menos así lo vemos nosotros.
GV
