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CAPITULO 5
Luego de un fin de semana emocionante, en el cual el compañero (y a esta altura nuevo amigo) Guillermo Tambussi le dedicó el agónico gol a Dante Alonso, quien se encontraba en la platea cómodamente ubicado por la lesión que lo aqueja, una nueva semana comenzaba en Ensenada.
CAPITULO 5
Luego de un fin de semana emocionante, en el cual el compañero (y a esta altura nuevo amigo) Guillermo Tambussi le dedicó el agónico gol a Dante Alonso, quien se encontraba en la platea cómodamente ubicado por la lesión que lo aqueja, una nueva semana comenzaba en Ensenada.
Con esa gran inyección anímica a cuestas, el Zurdo empezaba la semana con cierta sensación de renovación, con más ganas en definitiva. Más aún sabiendo que padece un esguince, nada del otro mundo.
Otra semana a encarar con el kinesiólogo en el gimnasio. Por suerte para Alonso, la tónica de los días anteriores continuó y al terminar la práctica, el resto del plantel, principalmente los históricos, se tomaban unos minutos para visitar a Dante y, entre pesas y máquinas, le robaban una sonrisa.
Con seis puntos en el bolsillo, gracias a las victorias frente a Villa Dálmine en la jornada inicial y Talleres de Remedio de Escalada la fecha pesada, los jugadores de Defensores de Cambaceres esperaban el fin de semana para visitar al Club Atlético San Miguel. Obviamente Alonso no se lo quería perder.
Gracias a las recientes intensas y cargadas de alegría sesiones kinesiológicas, el Zurdo presentaba una notable evolución en su bendito tobillo. Tal es así, que podría ser tenido en cuenta unos 20 minutos en el habitual entrenamiento futbolístico de los jueves.
Justamente allí nos encontramos. El Director Técnico dispuso en el campo los 11 que viajarían a San Miguel a luchar por los 3 puntos.
Restando 20 minutos, como habían acordado médicos y entrenador, Alonso ingresó para los suplentes con el objetivo de no perder relación con la pelota y ritmo de partido.
Se lo veía considerablemente bien, bastante activo. Cada pelota bien pasada era un destello de energía y confianza para el estado de ánimo del Zurdo.
De pronto, fiel a su estilo pícaro y encarador, deja dos compañeros (del elenco titular) en el camino y se disponía a gambetear a Guillermo Tambussi, a su amigo, a Guille…
Al joven Alonso se le va un poco largo el balón, el defensor central Tambussi tenía todas las de ganar, llegaba primero. Pero Dante no suele dar ninguna pelota por perdida…
Se estiró lo más que pudo y llegó desarmado frente a un sólido y bien parado Guillermo, su amigo.
En el piso, con cara de desesperación lanzó un “¡Guille, me jodí de nuevo! ¡Guille!”. Instantáneamente se detuvo el encuentro y todo parecía indicar que Dante se había resentido de la lesión…
GI
